domingo, 16 de diciembre de 2018

Me llamó Kusturica

Anoche me llamó Kusturica. En un sueño. Raro, porque hace tiempo que no escucho o veo algo del hombre. Pero sí, me llamó y conversamos en perfecto español.

-Te llamo para sumarte a un proyecto que tengo. ¿Vos, en qué andás?

Mientras hacía memoria de su rostro como para personalizar un poco más la conversación, le conté.

Le hablé de las cosas que hago y otras que inventé en la ocasión. La ocasión del sueño, mejor aclaremos. Y como sucede con todo sueño que se precie, extrapolé nombres y situaciones, y reviví momentos y personas idas, mientras a mi lado mi mujer repetía uno tras otro mis logros, porque me quiere y no sea cosa que me vaya a olvidar de algo.

Por alguna razón me cortó, no sin antes pedirme que lo llame nuevamente. Cosa que hice, para mi desazón: sin abandonar su modo amable, me dijo que iba todo para atrás y eso, nada, queda todo ahí, etcétera.

Qué cosa con esta gente que no resiste un buen sueño. A ver si se atreve con Maradona.

Leído en la apertura del programa 391

martes, 11 de diciembre de 2018

Vengan a ver (I)

Deberían vernos buscar universos y cuerpos y soles amarillos, blancos, rojos.
Estrellas encendidas, gigantescas, para girar en torno a ellas.
Para beber de su calor y sostener vida, aquí mismo, en nosotros.
Vengan a ver.
Vengan, admiren, deslumbren sus ojos con tanto sabor.
Y después sobrevivamos juntos.

Leído en las aperturas de los programas 390. 416, 481

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Impunidad

Absolvieron al funcionario que habilitó el funcionamiento del antro en el que poco después murió electrocutado un músico.

Vos recordarás que hace un tiempo hablamos acá, y algunos amigos nos ayudaron a pensarlo, un poco para entender, tratando de mitigar el dolor y la bronca.

Hoy hay un recital en la puerta de ese boliche, a modo de protesta.

El lugar sigue cerrado, nadie más se va a morir ahí. Y el juicio sigue, en contra de otros responsables.

"Ningún artista merece morir como murió Adrián, por la avaricia de unos cuantos", dicen sus allegados. Mientras tanto, el funcionario fue ascendido.

No sé, pero vos pensá. Y cuidate. Estamos solos.

Leído en la apertura del programa 389

lunes, 26 de noviembre de 2018

Raro

La nada se vuelve contra su propio destino. Se mira a la cara, frente a frente, con su algo. Y no lo puede creer.

Es raro encontrarse a la vuelta de la cuadra con su propio todo.

Leído en la apertura del programa 388

martes, 20 de noviembre de 2018

Póliza

Desconfío de aquel que duda de lo que es seguro y está seguro de lo dudoso.

Yo, que soy una especie de Midas al revés, que beso a una princesa y se convierte en sapo, tiendo a dudar de todo.

De pocas cosas uno está seguro. Y aún seguro, siempre leo la letra chica de la póliza para la verdad.

Leído en las aperturas de los programas 387 y 472

lunes, 5 de noviembre de 2018

Inefable

Mañana, ayer, hoy, pasado,
Nunca, tal vez, siempre o casi siempre,
Tarde, temprano, apuro, espera, 
Demora, paciencia, pausa, reloj,
Eterno, efímero, instante, eones,
¿Falta mucho? ¿Justo ahora?
Deme un minuto, espere por favor,
¡Al fin! ¿Y ahora? ¿Ya?
Hasta, entonces, cuando.
Todas excusas tratando de entender
La inefable crueldad del tiempo.

Leído en las aperturas de los programas 385, 486 y 534

lunes, 29 de octubre de 2018

Cuento estrellas

Cuento estrellas, una y otra y otra más.
Cuento estrellas hasta cansarme,
hasta encontrar la tuya,
hasta que no haya más miedo,
hasta que se detengan los relojes
y la ciencia de ninguna ciencia
descubra que ese paraje,
ese pedazo de universo
contiene sueños y pasiones y sangre y amor.

Leído en la apertura del programa 384

lunes, 15 de octubre de 2018

Un aire de tiempos

Sostiene tu modo un aire de tiempos,
Nada rima con cielo como el cielo, tus ojos.
Dejando pasados en el pasado
Y viviendo muy presentes el presente, aquí estamos.
El futuro no me interroga, solo este instante.
Porque en él estamos.

Leído en las aperturas de los programas 382 y 397

jueves, 27 de septiembre de 2018

Vine para decirte

-Vine para decirte que... -logró balbucear apenas le abrió la puerta. Pero no pudo agregar palabra. La miró y no encontró en sus ojos aquella chispa, aquel brillo que tanto amaba.

Entonces lo supo. Era sólo un fantasma tomando por asalto sus recuerdos. Tomó algunas cosas de aquí y allá, y salió dejando tras de sí una estela de olvidos.

martes, 24 de julio de 2018

¡Ah!

Una cena frugal.
Amores ligeros, pasajeros
y la oscuridad.
Y cierto frío que se cuela
por una grieta en la pared.
Busco un abrigo,
encuentro tus brazos.
Hay mucho más en ellos,
más que en un mar
colmado de mar.
Y las sombras qué,
cuándo y dónde.
Sin embargo,
nosotros somos
sin un porqué.

Leído en las aperturas de los programas 380 y 514

viernes, 13 de julio de 2018

Se me hace que tu mirada

Se me hace que tu mirada me cambia,
que me pone en lugares que no sabía,
que me lustra y me pule y me brilla,
que me ayuda en mis desmiradas,
en mis desespejos, en mis roturas.
Se me antoja seguir dejándote
hacer trucos de magia con esos ojos,
que reveles mis películas
con esa caladura de amor.
Cómo negarme a ser quién.
Por qué dejar de volverme así.
Vos mirame y yo seguiré intentando,
tentando al destino para ser,
convencerlo de que tenés razón.
Y tal vez entonces tu mirada
me haga tu foto para siempre.

Leído en la apertura del programa 379

lunes, 2 de julio de 2018

Islas

Islas de piedra y soledad, eso somos. Archipiélago de nadas, apenas. Excusas de mar.

El tiempo y la memoria nos separan, y apenas alcanzamos algunos a saludarnos a la distancia pero sin atracar en el puerto del otro, porque somos islas.

Islas de sal y deseos rotos, así estamos. Nos habita una fauna de sueños y pesadillas sin detectarse presencia humana.

Sin embargo, en ocasiones puede abordarnos un recuerdo que va, vela henchida en su intento de conquista, isla tras isla. Son la piedra y la soledad y la sal y los deseos rotos intentando abandonar el oficio de náufrago.


El músico argentino Marcelo Yakko musicalizó nuestro texto para su disco "Boomerang", y produjo este video promocional. ¡Gracias, Marcelo!

domingo, 27 de mayo de 2018

Instantáneas


I.

Una instantánea del momento, que se aja con el tiempo. Permanencia, retina fiel que refracta al olvido. ¿Qué hacer con este anclaje a lo perdido?

Bálsamo para la propia historia de vueltas y más vueltas alrededor del sol, que algún día cesará y dejará constancia en el papel.

II.

Estamos hechos de nuestros propios recuerdos. Estamos hechos de historias.

Y viajamos con esa mochila, que será tan pesada como la fotografía que carguemos, o ligera como la esperanza de crear nuevas historias, dejándole lugar a los recuerdos, en una nueva vuelta alrededor del sol.

III.

Una instantánea del momento es justamente eso, una instantánea. Un instante, un momento que se fija en el tiempo y se borrará mucho más lentamente que la memoria.

Porque en su fugacidad la memoria mucho borra y poco deja, pero aquella foto queda. Tal vez acabe en un desván, olvidada por quienes heredan todo excepto lo que no se comercia.

Pero allí estará de todos modos, aún allí sobrevivirá. Mucho más, claro, que la fugaz memoria, que todo borra y poco deja.

IV.

Existen ciertos hilos que mueven aún las memorias ocultas, aquellas que no queremos, no podemos o no debemos rescatar del naufragio.

Existen ciertas fotos que se fijan en la retina del alma y no se borran ni deshaciéndose del papel.

Cámara curiosa, la memoria: toma instantáneas por propia voluntad, fotos que quedan para recordarnos el dolor. Aunque también haya alegrías en cada vuelta alrededor del sol.

V.

Suena una melodía. Ese aroma que llega inesperadamente. Un color, un sonido. Ese gesto tan espontáneo presentándose sin avisar. Y la memoria que enloquece, que revive como un saltimbanqui del delirio que brinca de un recuerdo a otro, de una lágrima a otra. O tal vez, de sonrisa en sonrisa. 

Lo efímero se hace presente para tocar fibras y pulsar cuerdas que no estaban ahí. O que quizás se escondían, las muy ladinas. Bendito sea el recuerdo que vuelve a sacar sonidos de ellas.

VI.

Una vez el tiempo comenzó a ser, y a veces siento que no fue sino hasta yo ser yo. Por eso, a veces los días caen como plomo y otras, como una suave lluvia de estación. En ambas circunstancias corren serpenteantes, como una gitana quejumbrosa que no sabe guardar silencio, mucho menos detenerse y menos aun, obviar.

Mi memoria recorre al tiempo y mis recuerdos lo apuran, pero él hará a su modo. Y no importa la lejanía, siempre se las ingeniará para hacerse oír.

VII.

Los planetas giran marcando las eras y las estaciones, y me ignoran sin más. Ellos ejercen con ancestral autoridad su costumbre de hacer el recorrido celeste más allá de mis propias ansiedades. Y está bien, supongo.

Reconozco que he comenzado a recorrer este universo hace relativamente poco, y siendo novato en estos menesteres seguramente merezca su destrato. Aunque tal vez esté confundido y se trate simplemente de ocupar el lugar que me corresponde en el baile de los días, en una vuelta más alrededor del Sol.

VIII.

Un parpadeo. Un abrir y cerrar de ojos que marca el instante en que miro y no miro, sé y dejo de saber si estás ahí, percibo y dejo de hacerlo. Y queda sin embargo, la sensación a flor de piel. 

¿Por qué es tan fiel la memoria a si misma, que con tan poco le alcanza? ¿Qué instantes, momentos, recuerdos le son ajenos como para no afincarse en ella? Ninguno.

No queda más que llevarla, acarrearla con pena o cargarla con alegría. Pero será tan liviana como aquello en que pongas, por un instante, la mirada. O tan pesada como mirarse a uno mismo.

IX

Si fuera posible, tomaría una instantánea que enseñara mi vida toda. Claro, no sería ya una foto sino una especie de rompecabezas formado con pequeños mosaicos retratándome segundo a segundo, haciendo yo esto y aquello, llorando y riendo, gritando y llamándome a silencio. También me mostraría amando y desarmando, deseando cielos y sosteniendo infiernos, rebotando y deteniéndome, y otras cosas que uno va intentando.

Visto de lejos sería como una gran mancha tornasolada, digna de ser observada desde diferentes ángulos para poder apreciar los brillos y las sombras que se producen según el lugar que ocupe el observador. A medida que va acercándose, comenzaría a apreciar los perfiles, las particularidades de cada momento y los detalles.

Ese mismo observador, claro, debería cumplir con dos condiciones. La primera, el deseo de detenerse. La segunda, una cierta curiosidad, casi un interés, digamos, en observar. Tal vez por eso es que dudo y me digo que jamás tomaría una instantánea de mi vida toda. Al menos yo, me conformo con estos pedazos.

X

Un pulso, un tañido, un golpe, y la nota que se transforma en un instante en seductora del alma sobre la línea del pentagrama. Así, un momento se hace eterno en la memoria. 

Eso es la música: sonidos que crean a su propio amante para acariciarlo, acurrucado como queda en su regazo. 

Leídos en las aperturas de los programas 
I: 372, 494, 604
II: 371, 467, 495
III: 373, 427, 496
IV: 377, 393, 497
V: 378, 461, 498
VI: 375, 404 , 499
VII: 376, 501
VIII: 406, 503
X: 466, 504, 564

Para descargar la edición digital de "Instantáneas", hacé clic AQUÍ.

sábado, 19 de mayo de 2018

Mederos

Bandoneón arrabalero, viejo fuelle desinflado...

Aerófono de la familia de los órganos de lengüeta, el bandoneón usado actualmente consta de 71 botones, 38 para el canto o melodía -mano derecha- y 33 para el bajo -mano izquierda-.

En cada una de estas cajas los botones abren u obturan una válvula que permitirá pasar el aire para excitar a la lengüeta. El aire es insuflado por medio de un fuelle que, comprimido por la presión del ejecutante, saldrá por el orificio seleccionado.

El bandoneón es el instrumento tanguero por antonomasia. Al escuchar su timbre nostálgico y quejumbroso, en cualquier tiempo o lugar que nos encontremos viajaremos al Río de la Plata. Pasearemos por las callecitas de Buenos Aires, y también de Rosario, mezclados con antiguos compadritos, Estercitas y actuales porteños demorados en alguna pausa memoriosa...

Nacido en Alemania en la tercera década del siglo XIX, fue diseñado como reemplazante del órgano de iglesia; una versión portátil y más económica para oficios religiosos rurales. Jamás hubieran imaginado sus inventores y primeros ejecutantes que este peculiar instrumento quedaría ligado para siempre al Tango y también a la obra de un creador extraordinario como Rodolfo Mederos.

Leído en la apertura del programa 369

domingo, 8 de abril de 2018

Un mundo diferente

Dante pobló su Infierno con lo más oscuro y extraviado de su tiempo. Léase, gente.

Hoy usamos el término «orwelliano» como sinónimo de las sociedades totalitarias y represoras representadas en la novela "1984". Sin embargo, Orwell mismo creía que las ideas totalitarias habían echado raíces en los cerebros de los intelectuales de su tiempo.

Huxley anticipó en "Un mundo feliz" la perspectiva suicida de la sociedad del futuro, pero en realidad estaba satirizando el desarrollo de la sociedad contemporánea, en aquel lejano 1932.

Cada tiempo tuvo sus males y este no es diferente.

Para algunos, la ejecución de Sócrates demostró la falta de fiabilidad en un gobierno democrático.

Desde allí -y seguramente desde antes-, pasando por Arthur C. Clarke -quién reía de la ironía de pensar en el futuro cuando tal vez no tuviéramos ninguno, hasta Discépolo -aquel de "el mundo" -su mundo- "fue y será una porquería", muchos miraron con espanto al mañana sombrío.

Hoy no es diferente. Nada nuevo bajo el sol.

Por eso, prefiero no quejarme sino hacer. No sé si feliz, pero al menos mi futuro será de un mundo diferente.

Yo también cargo con mis ingenuidades.

Leído en la apertura del programa 364

domingo, 1 de abril de 2018

Labios

Palabras en breve síntesis. Respuesta concreta, sencilla, de una economía demoledora. O palabras para decirlo todo sin rodeos, sin sobresaltos, derrumbando mitos y confusiones. Y aun confesiones en modo síntesis, pariendo elementos huérfanos de padre, que duelen como madre pariendo.

Con esas palabras hago malabares, las muestro en la esquina, las lanzo al aire, las hago girar y dar volteretas, las mezclo, las reordeno, las dejo caer.

Pero no hay caso: lo que nunca cambia son los labios en los que habitan.

Leído en las aperturas de los programas 363 y 540.

miércoles, 28 de marzo de 2018

24 de marzo

En este país eterno jardín de infantes, como lo definiera genialmente María Elena Walsh, olvida quien debiera recordar y recuerda quien no puede olvidar.

Nosotros preferimos estar del lado de quienes hacen memoria porque no pueden olvidar.

Callar cuando se debe hablar o hablar para defender la desmemoria, se parece mucho a la complicidad.

En un día que no es un día cualquiera, elegimos la memoria. De ese lado estamos.

Leído en la apertura del programa 362

sábado, 17 de marzo de 2018

Puertas

"Habría que ver", me dijo, como única respuesta a mi insistencia.

Mi silencio debió ser muy pesado, denso, intenso, porque ahí nomás se dio la vuelta y salió por la puerta de atrás. Me quedé con mil preguntas, mucho más complicadas que mi único y sencillo interrogante, el que inició este incómodo momento. Pero claro, los rodeos suelen ser mucho más complicados que las líneas rectas, eso lo entiendo.

Pensando en esto, decidí que era mejor que yo también partiera. "Habría que ver", me dijo, y yo seguiría su consejo, pero a mi manera: vería con mis propios ojos qué hay detrás de aquella otra puerta, la que da adelante, de salida hacia el camino recto.

Leído en la apertura del programa 361

domingo, 11 de febrero de 2018

Viajero

Cuando me preguntan si he viajado, respondo que mucho, y que lo he hecho gracias a mi madre. Ella me lo ha dicho.

He estado en la Luna y también en Babia. Y, créalo o no, hasta estuve en el Limbo.

Tristemente debo decir que no lo recuerdo. Soy bastante distraído.

Leído en las aperturas de los programas 356 y 383

lunes, 29 de enero de 2018

Senderos

Mojones que marcan el camino,
el primero, cuando se comenzó la marcha.
Momentos se sucedieron, uno tras otro 
y allí, indeleble, la señal.
Uno tras otro, tan erguidos, potentes, 
y una advertencia amenazante,
de no desandar el sendero.
Inútil advertencia de tontos,
no hay modo de deshacer la trampa.
Ir y venir, bajar y subir, 
Detestar y amar y aun seguir. 
Nada tan fuerte como esto que arde
cuando llama el horizonte. 
Le dicen destino, pero no les creo. 
Uno va sumando, y en la agonía cierta, 
se hace imposible regresar.
Caminos, caminos y más caminos,
se cruzan, se abren, dan vueltas. 
Nada puede ser igual
cuando persiste el deseo. 
Nada deja de cambiar
cuando los pasos se abren en más pasos.
Y el cielo que luce igual, según parece, 
pero se trata, lo sé, de una ilusión.

Leído en la apertura del programa 360

La medición del tiempo

Aunque no lo parezca por esa trampa de las percepciones, la medición del tiempo no es caprichosa. Obedece a leyes naturales y nos asiste en nuestra necesidad de medir estaciones, cosechas, días y noches, acontecimientos que de todos modos serán aun sin nuestro control.

A decir verdad, es poco o nada lo que uno controla. Mucho menos cuando se trata del tiempo.

Si dejáramos solo al planeta, permitiendo que crezca y se desarrolle a su propio pulso, lo haría en su medida y según sus propias necesidades.

Si en cambio, un día dejamos abruptamente sin cuidado a todo el metal, el cemento, el plástico con el que la humanidad sella, cubre, bloquea, obstruye, maltrata al planeta, en ¿cuánto? ¿mil, diez mil años? no quedaría registro de nuestro paso por estos rincones del universo.

¿Para qué medir el tiempo, entonces?

Tal vez para saltear aquella trampa de las percepciones y aprender, de una vez y para siempre, lo frágil de nuestro paso y el respeto por el mandato del orden natural de las cosas.

Leído en la apertura del programa 355