y sus manos amarillentas
como las hojas ajadas.
Las del libro y las mías.
Y el espejo, que me refracta,
porque no reconoce mi reflejo.
Y los que se van.
Las del libro y las mías.
Y el espejo, que me refracta,
porque no reconoce mi reflejo.
Y los que se van.
Vaya cruel identidad
con la que se enmascara
atroz, el Tiempo.
Leído en las aperturas de los programas 557 y 601