sábado, 14 de marzo de 2015

Dueños

Puede que el tiempo y el espacio sean infinitos, pero no para mi un simple mortal. Por cargar tanto pasado casi no me queda espacio para el futuro, y paso mis días buscando huecos para colocar el presente. En eso se me va la vida.

Si me piden tiempo no doy, porque no es mío. Y si por alguna razón debiera darlo, seguramente será prestado. Antes, una advertencia: el tiempo vuela en un vuelo continuo, desaparece y se hace imposible de hallar tal como era.

Vendrán entonces quienes dirán que lo lamentan, que no sabían, que cuánto darían por haber estado, que ya es demasiado tarde, etcétera.

Exactamente como cuando el amor lamenta el tiempo negado una vez que ha partido.

¿El tiempo es cruel, o lo somos nosotros que nos creemos sus dueños?

Leído en las aperturas de los programas 219 y 567.

viernes, 13 de marzo de 2015

Porque sueña

Una flor,
un temor remanente
y el candor,
la silenciosa marcha
de los rectos.
Un rencor
de vívidos reflejos
y la razón
en desigual lucha
y sin peso.
Sedición
en una larga noche,
siendo
una remanida urgencia
por aromas secos.
Y volver,
dejando la senda abierta,
la ilusión
de una roca muy ligera
porque sueña.

Leído en la apertura del programa 217.

jueves, 12 de marzo de 2015

La sombra de Hiroshima

Tan fugaz reflejo del odio y a la vez una fuente, el origen de un todo convertido en nada.

Aquella luz me dolió de lleno y me dejó sin habla y sin aliento, y sin sangre y sin nervio. Sólo soy una sombra en la única pared en pié.

Cómo caminar entre los escombros siendo sólo una sombra, es la incertidumbre que corroe junto con la lluvia negra esta triste mezcla de átomos de carbo y pintura raída en que me convertí. Y noto que no, no puedo.

Y cuándo te detienes delante mío me miras, sientes el horror y hasta deseas llorar y lamentar mi suerte y maldecir al autor de tal barbarie. Pero luego tus propias sombras te recuerdan la necesidad de olvidar y lo haces, porque sabes que siempre habrá algún sufriente cerca y no es necesario detenerse en mi.

Es claro, la vida sigue su curso.

De todos modos no me importa. Ya no puedo sufrir, y sólo me queda esperar a que el tiempo lave esta sucia pared descascarada que me detenta.

viernes, 6 de marzo de 2015

Una lágrima envuelta en papel celofán

Una lágrima envuelta en papel celofán
a resguardo de dolientes ajenos.
Sin un lazo y sin misiva,
a nadie pertenece, es sólo mía.
Y hay suspiros en su envase original,
dos miradas devueltas sin reclamo,
decenas de dimes, diretes y callares,
y miles, millones de cielos color vos.
Bolsillos dispuestos a llenarse de todo,
cuerdas suaves a prueba de nudos,
y espejos demudados que se arrebatan
para cuando se termine la espera.

Leído en las aperturas de los programas 216 y 320.