Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras pero, ¿cuánto vale una palabra? ¿Cuántas imágenes vale la palabra deseo y cuántas vale mar, o cuantas vale pensar chocolate? ¿Cuantas imágenes aparecen nítidas cuando alguien dice nacimiento o escuchamos gritar ¡gol! o ¡silencio!
Un poema, aun naciendo de una imagen comienza siempre con una palabra, para luego disparar miles de imágenes destinadas a quién le presta el corazón.
Ahora lo veo: una imagen vale más que mil palabras sólo cuando con una palabra no podemos dibujar mil imágenes. Esa sería, en todo caso, la imagen de la tristeza. O al menos una de ellas.
Leído en las aperturas de los programas 128, 322 y 552
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