Aquello que el observador ve es el hoy pero no el presente. Así como aquellas estrellas murieron hace eones desapareciendo en alguna explosión antigua, y lo que llega de ellas es su luz atravesando la infinitud, así el brillo que ves en mi es lo que me queda de repetidos colapsos antiguos, breves detonaciones que le dieron forma a esto que soy, eso que suelen llamar presente. Pero solo es el hoy.
No te apresures entonces, a emitir juicio sobre mi hoy sin saber en que rincón de mi universo se forjó esta luz.
De las estrellas que estallaron ninguna pidió tal cosa, pero aún así no guardan rencores y siguen brillando a nuestros ojos hoy. Yo pues, también seguiré brillando, hasta que en algún lugar el tiempo y su sazón me apaguen.
Tal el destino del universo todo.

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