domingo, 8 de diciembre de 2019

El enano en el reloj

Recuerdo de pequeño, en aquellos años de ingenuidad, de viejitos regalones con traje de color publicidad de gaseosa y camellos comedores de pasto, que teníamos en la cocina de nuestra casa un reloj colgado en la pared. Tanto me llamaba la atención, que un día pregunté como funcionaba y la respuesta de alguien de mi familia fue tan segura, tan contundente que no dejaba lugar a dudas: "tiene un enano adentro que pedalea en un aparato parecido a una bicicleta".

Acostumbrado yo a ver los enanos de jardín en casa de la tía Nely, aquello me pareció gracioso pero muy posible. El enano para mí pedaleaba, aún con el cable eléctrico tendido y conectado a la vista. Bendita sea la inocencia de la niñez.

Todo esto viene a cuento de que me levanté esta mañana y me miré al espejo. Lo primero que pensé fue, juro que sin intención, "enano, deja de pedalear, que te parió". 

No creo que me haga caso.

Leído en la apertura del programa 442

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,