He tropezado tantas veces con la misma piedra, que ella y yo nos hicimos amigos.
Y tan cortés es el trato que desde hace un tiempo nos dispensamos, que apenas me acerco ella se apura a saludarme.
Pero, a diferencia de lo que podría suponerse, ni siquiera su saludo opera como advertencia: no dejo de tropezar con la misma piedra cada vez.
Será que uno se encariña.
Leído en las aperturas de los programas 259, 317 y 510
¡Muy bueno Quique,poética y periodísticamente interpretado!¡Quéselevacé!
ResponderEliminar