Una desvirtud que aúna voluntades
en nombre de una necesidad.
La necesidad de poseer,
de sentirse grande, mejor, opulento.
De tener razón sin razón,
la sinrazón de la violencia.
Bestialidad en nombre de.
La vida es áspera, dura, difícil,
pero nada justifica la violencia
porque toda aquella aspereza, dureza y dificultad
puede convertirse en esperanza
si buscamos la paz,
si buscamos la paz,
si seguimos la paz.
Digo no a la violencia,
sí a la virtud de amar la paz.
Digo no a la violencia,
sí a la virtud de amar la paz.
Leído en la apertura del programa 548
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