sábado, 14 de noviembre de 2015

Cielo e infierno

"Del barrio La Mondiola sos el más rana
y te llaman Garufa por lo bacán; 
tenés más pretensiones que bataclana 
que hubiera hecho suceso con un gotán."

En aquellos lejanos años del tango Garufa la bataclana era una mujer de vida disipada -ustedes me entienden- sólo comparable a las coristas de la compañía teatral parisina Bataclan, de paso por la pacata Buenos Aires de 1922.

Justamente ayer El Bataclan volvió a hacer suceso pero esta vez no con un gotán sino con una banda de rock, y en unas primeras planas cargadas de una larguísima serie de imágenes de horror y muerte.

Cuando Doña Leonor, católica de ley, le preguntó a Borges por los rumores acerca del agnosticismo de su hijo, el autor de "El Aleph" echó mano a su lúcida ironía:

-Lo que pasa, madre, es que el infierno y el paraíso me parecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto.

Pero creo que a veces uno se equivoca -si me permite, maestro-, y este parece ser el caso: las más de las veces nos creemos unos ranas como el Garufa del tango mientras vamos creando nuestro propio infierno. Merecido, además.

Afortunadamente, también somos capaces de entender que lo contrario de la vida no es la muerte sino el olvido, y en la búsqueda de sostener la memoria revivimos. Nada tan parecido al paraíso como eso.

Leído en la apertura del programa 252

2 comentarios:

  1. hay palabras perdidas, abandonadas
    que sólo la memoria puede traer.
    hay palabras bonitas y protocolares
    para endulzar oídos y quedar bien.

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