Año que se fue rápido, este.
Yo sigo con mi vieja costumbre de no hacer balances -esa cosa culposa muy a nuestro estilo argentino que se parece mucho a la de tomar café con edulcorante luego de una cena pantagruélica.
No se puede parar; sólo sirve continuar y crecer en lo que fue bueno y arreglar -o abandonar- lo que no sumó, aportó o cumplió su ciclo. Porque la dinámica de la vida no sabe de calendarios, sólo continúa.
Nadie moriría en Navidad, si no.
Así que, haciendo honor a algunas convicciones que me sumó la docencia, sostengo también en este plano de la vida eso de que la evaluación es parte del proceso -se evalúa a medida que se va viviendo, por caso.
Se trata de la vida, y la vida es eso: a veces lo hago bien, a veces simplemente la pego, y las más de las veces he necesitado de un salvavidas a tiempo, y gracias a Dios llegó.
Tuve de todo esto este año, como para no aburrirme: me gradué, escribí mucho, trabajé bien, viajé, conocí gente increíble y recuperé afectos perdidos en el tiempo. Se me cayeron algunos proyectos, otros llegaron a buen puerto con éxito y ya desde el inicio comienzo el nuevo año con varios proyectos más.
Toda esta perorata es simplemente para desearles un buen año que comienza a todos quienes me brindan cada viernes y desde hace 5 años, el placer de compartir este espacio y su amistad.
Leído en las aperturas de los programas 155 y 434 (con las variaciones del caso... )
viernes, 27 de diciembre de 2013
viernes, 20 de diciembre de 2013
Laberinto
Es un laberinto sin entrada ni salida.
Creo recordar que entré en él durante un sueño.
O tal vez me equivoque y en realidad he nacido allí.
La cuestión es que no he hecho más que caminar entre recodos y sendas desde que recuerdo.
Y aunque Marechal sabía de laberintos, no pude usar aún su estrategia de escape porque no doy con el arriba.
Tampoco con el abajo.
Así que no tendré cielo pero tampoco infierno.
Sólo un laberinto.
Leído en las aperturas de los programas 160, 274 y 399.
Creo recordar que entré en él durante un sueño.
O tal vez me equivoque y en realidad he nacido allí.
La cuestión es que no he hecho más que caminar entre recodos y sendas desde que recuerdo.
Y aunque Marechal sabía de laberintos, no pude usar aún su estrategia de escape porque no doy con el arriba.
Tampoco con el abajo.
Así que no tendré cielo pero tampoco infierno.
Sólo un laberinto.
Leído en las aperturas de los programas 160, 274 y 399.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
A plena luz
La tierra celebra la lluvia abriéndose a ella y devolviendo en foresta la gentileza dispensada.
Más tarde el sol y el aire le darán continuidad a aquella danza en la que los elementos, a la manera de instrumentos vitales, desgranan la sinfonía multicolor que al tiempo crean y sostienen.
El hombre, mientras tanto y distraídamente, anega, encierra, pavimenta, refracta, pisotea, aniquila. Eficaz lacayo por mandato de las sombras, juega un juego que no le es propio. Y pierde, siempre pierde.
Releo y quisiera escribir, "el hombre celebra la vida abriéndose a ella y devolviendo en más vida la gentileza dispensada."
Tal vez se pueda reescribir esta historia, si es que empezamos a jugar un juego nuestro, propio, uno en el que ganemos todos, y a plena luz del sol.
Leído en las aperturas de los programas 154, 351 y 613
Más tarde el sol y el aire le darán continuidad a aquella danza en la que los elementos, a la manera de instrumentos vitales, desgranan la sinfonía multicolor que al tiempo crean y sostienen.
El hombre, mientras tanto y distraídamente, anega, encierra, pavimenta, refracta, pisotea, aniquila. Eficaz lacayo por mandato de las sombras, juega un juego que no le es propio. Y pierde, siempre pierde.
Releo y quisiera escribir, "el hombre celebra la vida abriéndose a ella y devolviendo en más vida la gentileza dispensada."
Tal vez se pueda reescribir esta historia, si es que empezamos a jugar un juego nuestro, propio, uno en el que ganemos todos, y a plena luz del sol.
Leído en las aperturas de los programas 154, 351 y 613
viernes, 13 de diciembre de 2013
Cine mudo
Una película muda. Un piano desafinado que salpica notas mal habidas desde el viejo disco de 78 RPM.
La imagen súbitamente se nubla, se oscurece, se acelera y al fin se detiene.
La luz blanca ilumina la pared que ahora se ve sucia, nada puedo hacer. Algún día, cuando tenga tiempo y me venga en ganas, dedicaré mi esmero a quitar esas manchas.
Hay varios rollos desparramados por la habitación. Todos ellos cuentan una historia, muestran algunas caras que desde la pantalla anticipan la furiosa nostalgia del devenir.
Dan ganas de quemarlos, pero lentamente y de a uno. No sea que aquellos fantasmas tomen forma en el humo y sea difícil enfrentarlos a todos, tan nostálgicos como están.
Pero no, me siento nuevamente en el sillón, no sin antes cargar otra cinta, dispuesto a mirar. La música suena otra vez, el gris de tristeza se dispara por entre la luz poderosa y ya nadie puede negar, ni yo mismo, que la vida que se registra abandonando la fragilidad de la memoria ya no es tan bella así, tal como fue.
Apago las luces y dejo una vez más que esos fantasmas de celuloide me nublen la mirada con aquella misma vieja emoción.
Leído en las aperturas de los programas 153 y 446
La imagen súbitamente se nubla, se oscurece, se acelera y al fin se detiene.
La luz blanca ilumina la pared que ahora se ve sucia, nada puedo hacer. Algún día, cuando tenga tiempo y me venga en ganas, dedicaré mi esmero a quitar esas manchas.
Hay varios rollos desparramados por la habitación. Todos ellos cuentan una historia, muestran algunas caras que desde la pantalla anticipan la furiosa nostalgia del devenir.
Dan ganas de quemarlos, pero lentamente y de a uno. No sea que aquellos fantasmas tomen forma en el humo y sea difícil enfrentarlos a todos, tan nostálgicos como están.
Pero no, me siento nuevamente en el sillón, no sin antes cargar otra cinta, dispuesto a mirar. La música suena otra vez, el gris de tristeza se dispara por entre la luz poderosa y ya nadie puede negar, ni yo mismo, que la vida que se registra abandonando la fragilidad de la memoria ya no es tan bella así, tal como fue.
Apago las luces y dejo una vez más que esos fantasmas de celuloide me nublen la mirada con aquella misma vieja emoción.
Leído en las aperturas de los programas 153 y 446
jueves, 12 de diciembre de 2013
Mr. Gray
Los criados escuchan un grito y entran.
El retrato conserva la frescura de la adolescencia.
A su lado en el piso un hombre apuñalado en el corazón lleno de arrugas.
Triste destino el de ser reconocido sólo por los anillos.
Leído en la apertura del programa 179
El retrato conserva la frescura de la adolescencia.
A su lado en el piso un hombre apuñalado en el corazón lleno de arrugas.
Triste destino el de ser reconocido sólo por los anillos.
Leído en la apertura del programa 179
jueves, 5 de diciembre de 2013
Ciego revolución
Entre los tuertos, el ciego es súbdito.
Y nada más conveniente para el rey, que sus vasallos no vean. O como diría el más listo del condado, "que no lo vean". Que no sepan qué viste, cómo camina, en qué menesteres se ocupa y, cosa fundamental, que no sepan cómo el monarca los mira con su ojo único.
Pero ya se sabe: al perder uno de los sentidos, los cuatro restantes se desarrollan de manera especial. El tacto se hace más sensible aun, el olfato se refina, el gusto se depura y el oído se vuelve una conexión extraordinariamente vital con el mundo.
Y claro, es posible también un milagro: que el ciego recupere la vista, y de ambos ojos. Y vuelva a ver.
Suelen llamar a eso, revolución.
Leído en las aperturas de los programas 152 y 560
Y nada más conveniente para el rey, que sus vasallos no vean. O como diría el más listo del condado, "que no lo vean". Que no sepan qué viste, cómo camina, en qué menesteres se ocupa y, cosa fundamental, que no sepan cómo el monarca los mira con su ojo único.
Pero ya se sabe: al perder uno de los sentidos, los cuatro restantes se desarrollan de manera especial. El tacto se hace más sensible aun, el olfato se refina, el gusto se depura y el oído se vuelve una conexión extraordinariamente vital con el mundo.
Y claro, es posible también un milagro: que el ciego recupere la vista, y de ambos ojos. Y vuelva a ver.
Suelen llamar a eso, revolución.
Leído en las aperturas de los programas 152 y 560
viernes, 29 de noviembre de 2013
Ciudad propia

La vereda, el árbol, la calle con adoquines colándose por entre el asfalto desgastado de tanto anticipo de pozo eterno. La boca de tormenta sigue ahí agazapada, amenazante y traicionera, tan segura como está de que nadie la tendrá en cuenta hasta la próxima lluvia fuerte, cuando todo vuelva a anegarse por culpa de la basura que la tapa. Pero ella no teme: en cuanto baje el agua vuelve al anonimato.
Los pájaros, modelo animal de resistencia fútil, siguen en su esfuerzo sobrehumano -sobrepajaruno, a decir verdad- por sostener su atavismo a ultranza frente a nuestra invasión reciente y tecnófila. Y siguen, como si nada, cantándole al amanecer y a la puesta del sol.
Y así se nos va haciendo cierta la ciudad. Dura y difícil en ocasiones, atractiva de puro pintoresca las más, refugio e intemperie ya en secuencia, ya superpuestos, depende.
Una ciudad, si es propia suele estar vagamente ausente en la presencia y fuertemente presente en la ausencia. Pero ella nunca se queja: simplemente está, siempre presta a ayudar anudando nuestros recuerdos.
Leído en las aperturas de los programa 151, 386 y 593
lunes, 4 de noviembre de 2013
El fósforo y la felicidad
Anoche me fui a dormir convencido de que hoy finalmente sería feliz, tanto que lo vengo postergando.
Pero esta mañana, cuando desperté y fui directo a calentar el agua, al encender el fósforo se encendió también mi comprensión del asunto: la reticencia de la felicidad por apersonarse en mi vida se debe seguramente al hecho de haber vivido con el convencimiento de que la felicidad es un don, uno que se recibe como se recibe el aire en el acto mismo de respirar.
He sufrido, por lo tanto, la negligencia de quedarme esperando a que la felicidad llegue.
Me visto elegante, le preparo mesa en casa, pongo flores en el florero para ella, acomodo los cubiertos para los dos y me paro en la puerta a esperarla sin aguardar a toque el timbre. Pero nada. La felicidad no llega.
De allí mi asombro: sucedió esta mañana que junto con el fósforo se encendió mi comprensión del asunto. Ahora veo que debo cambiar de estrategia.
Es tiempo entonces de dejar de esperar. Y buscar de una buena vez, ser feliz.
Leído en las aperturas de los programas 149 y 529
Leído en las aperturas de los programas 149 y 529
sábado, 2 de noviembre de 2013
Desigualando
Lucen iguales. Y aunque sonríen como iguales sus ojos gritan algo diferente.
Van marcados con las marcas que el mercado mercadea, mercantilizados todos ellos a favor de sus marquetizadas pobrezas. Se saludan del mismo modo, se fotografían del mismo modo y con las mismas poses, se peinan masculinamente y femeninamente iguales, se corbatéan y encarteran con los mismos sufridos elementos ajados por la moda que los modela sin modelos y en moldes.
Cantan, hablan, gritan, enojan, se enojan, pelean, detestan y felicitan con la misma insulsa mueca. Vaya uno a saber en donde se desalmaron, a juzgar por las relaciones públicas alimonadas que evocan sin invocar.
¿Qué hacer para ser aún más desamados, menos destacables, más copia fiel? Tal vez nada. Acorrentados y adocenados, desalmonados a favor de la corriente, la indecencia de la obsesión por ser diferentes entre iguales los estampilla y los devuelve despintados al remitente que los empaquetó.
'Hagamos la guerra y no el amor', asimilan decir. Qué más da. Ya seriados, no hay otra distinción entre ellos que el número que portan. Cuando comienzan a jadear, una pinza como de parque de diversiones los toma e intercambia por otro alguno que siga dormido pero respirante.
¿Yo? Yo no quiero mirar verlos más. Se me cansan los ojos de tanto mismo. Quiero aquello que me revive, me resueña, me recompone a fuerza de malambearme el alma. Para seguir despierto. Para seguir pensando en el amor.
Y amar desigualando.
Leído en la apertura del programa 148
Y amar desigualando.
Leído en la apertura del programa 148
sábado, 26 de octubre de 2013
Viaje
Un viaje es el sendero que se transita y es la mirada abrumada por la noción de la marcha, y es también el recodo y el destino aquel que se espera y se sostiene como la tristeza sostiene al huérfano mientras recuerda.
Pero un viaje es por sobre todas las cosas un deseo preñado en la partida, parido a cada paso y creciendo de continuo a la medida del ardor que anticipa el llegar.
Es más que un anhelo, porque con sólo mirarlo se convierte en el regazo en donde duerme una ilusión que al despertar será otra cosa muy diferente, una que completará la medida de la sorpresa que se esconde en el dolor de la partida original.
Es más que un anhelo, porque con sólo mirarlo se convierte en el regazo en donde duerme una ilusión que al despertar será otra cosa muy diferente, una que completará la medida de la sorpresa que se esconde en el dolor de la partida original.
Y hay sonidos y hay relatos mudos del que sólo ve y hay puertas que se abren y al salir queman o convierten en estatua de sal a quien se vuelve a mirarlas. Porque si algo de ruin tiene la partida -Dios me perdone- es que agota apenas nacida toda rendición posible, porque volver es para los cuerdos. Benditos sean los caminantes que antes de partir se negaron a sopesar su locura, prefiriendo desandarla mientras desandaban también la ruta.
Y basta ya: el viaje, cada viaje es un viaje único. Por eso dejo que la banda toque su música junto al devenir de la palabra justa, aquella que se dice en el exacto momento en el que uno comienza a ser lo que odia no ser. Será que eso es también parte del viaje.
Y el resto, un transcurrir entre la percepción de la nada y la ilusión de eternidad.
Leído en la apertura del programa 150
Y el resto, un transcurrir entre la percepción de la nada y la ilusión de eternidad.
Leído en la apertura del programa 150
sábado, 12 de octubre de 2013
Farolitos
Faroles que alumbran el camino de pibes con techo de chapa, corazón de hierro y destino amasado solo en sueños.
Farolitos de luz clara que señalan calles cargadas de hombres y mujeres que patean la vida y de cartoneros con una ilusión a cuestas y de políticos ocupados en empedrar con oro sus propias calles mirando sin ver.
Luces que iluminan con el mismo combustible del Che, de las Madres: deseo, carencia, dolor, el hambre de los demasiados.
La mecha con que se enciende es como un hilo entretejido con sostenidos, bemoles, sentidos y compromiso.
Así alumbran estos Farolitos que iluminan nuestra emisión de Gigantes Gentiles de hoy.
Leído en la apertura del programa 144
Farolitos de luz clara que señalan calles cargadas de hombres y mujeres que patean la vida y de cartoneros con una ilusión a cuestas y de políticos ocupados en empedrar con oro sus propias calles mirando sin ver.
Luces que iluminan con el mismo combustible del Che, de las Madres: deseo, carencia, dolor, el hambre de los demasiados.
La mecha con que se enciende es como un hilo entretejido con sostenidos, bemoles, sentidos y compromiso.
Así alumbran estos Farolitos que iluminan nuestra emisión de Gigantes Gentiles de hoy.
Leído en la apertura del programa 144
jueves, 10 de octubre de 2013
Todos éramos felices
Cuando yo era chico, preadolescente digamos, nos juntábamos con los amigos de siempre, todos los días en la esquina de casa. Cacho era el distraído del grupo y Pablo el peleador. Emilio era el blanco de todas las cargadas porque tenía el cierre del vaquero más claro que el resto del pantalón, de tanto pasarse la mano por ahí. Luis era el más revoltoso: no podía quedarse quieto y estaba siempre corriendo y pateando cosas, además de la pelota de fútbol. Yo era del promedio, nada sobresaliente, sólo me destacaba por tenerle miedo a las alturas.
Pero todos éramos felices. Eso fue a principios de los ’70.
Hoy estaríamos complicados: Cacho sería diagnosticado con un Sindrome de Déficit de Atención. Pablo, en cambio, estaría muy adecuadamente definido dentro del modelo del abusador, gracias a una correcta comprensión de la problemática del bullying. Emilio estaría siendo tratado por su Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) mientras que Luis sería convenientemente medicado por su Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDHA). Yo hubiera ocultado mi acrofobia no subiendo más a los árboles.
Pero ya nadie sería feliz. Tal vez sólo los terapeutas.
Esta es una historia imaginaria, pero es un poco la historia de todos nosotros. Todos tuvimos algún Cacho, Pablo, Emilio o Luis de amigo. Pero así están las cosas hoy, no sólo en la esquina del barrio sino también en nuestras escuelas.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Apropiación
jueves, 19 de septiembre de 2013
Me salen bien los sueños
No es lo mismo soñar que dormir y a mi me salen bien los sueños cuando estoy despierto.
Cierro los ojos y sueño, y vuelvo a abrirlos cuando quiero soñar porque no hay nada mejor que hacerlo como cuando sueño mis sueños.
El resto queda para cuando duermo: la pesadilla de soñar que no despierto y ya no puedo soñarte.
Leído en las aperturas de los programas 141, 305 y 526
Cierro los ojos y sueño, y vuelvo a abrirlos cuando quiero soñar porque no hay nada mejor que hacerlo como cuando sueño mis sueños.
El resto queda para cuando duermo: la pesadilla de soñar que no despierto y ya no puedo soñarte.
Leído en las aperturas de los programas 141, 305 y 526
domingo, 1 de septiembre de 2013
La lluvia y yo
En nuestro pueblo llueve todos los días y únicamente, de nueve a nueve y media de la mañana. La cuestión se complica, claro, para quienes comienzan sus labores bien temprano. En el campo arrancan al alba y el parate jode y obliga a la pausa no deseada. En el caserío en cambio, con apresurarse y llegar a destino a las ocho y cincuenta y cinco cincuenta y seis para estar a buen resguardo ya es suficiente. El problema se presenta si uno se retrasa, pero nada que un buen paraguas no pueda resolver. Todo es cuestión de organizarse.
A los remolones les resulta más sencillo sobrellevar la húmeda rutina porque miran llover por la ventana desde la cama o desde la cocina, desayunando.
No suelen ser lluvias demasiado importantes, salvo aquella del '63 que derribó medio pueblo, pero algunos nunca se acostumbran a ellas. Será por eso que en el último mitín de la sociedad "Hartos de la Lluvia", al que concurrieron además algunos de los integrantes de la comisión directiva de "Trabajadores por el Derecho a Estar Seco" y miembros de la ONG "Pare de Mojarse", se escucharon voces reclamando la sanción de la "Ley de Lluvias", que incorpora en el artículo 3 inciso 2 apartado 3c subtítulo 17 la obligación de que todo el pueblo salga de sus casas antes de las nueve de la mañana, a fin de poner a todos en pié de igualdad frente a las inclemencias del tiempo.
Yo me enteré esta mañana a las nueve y diez leyendo el diario mientras desayunaba en la cocina viendo caer la lluvia a través de la ventana. Y ahí mismo decidí mudarme al pueblo vecino, porque allá llueve y sale el sol sobre justos e injustos a cualquier hora. Y como corresponde, sin avisar.
Por eso me voy del pueblo: prefiero maldecir mi suerte al pisar una baldosa floja a dejar que otros decidan cómo debiera yo disfrutar de la lluvia.
Leído en la apertura del programa 140
A los remolones les resulta más sencillo sobrellevar la húmeda rutina porque miran llover por la ventana desde la cama o desde la cocina, desayunando.
Yo me enteré esta mañana a las nueve y diez leyendo el diario mientras desayunaba en la cocina viendo caer la lluvia a través de la ventana. Y ahí mismo decidí mudarme al pueblo vecino, porque allá llueve y sale el sol sobre justos e injustos a cualquier hora. Y como corresponde, sin avisar.
Por eso me voy del pueblo: prefiero maldecir mi suerte al pisar una baldosa floja a dejar que otros decidan cómo debiera yo disfrutar de la lluvia.
Leído en la apertura del programa 140
Puesto a contar historias
Puesto a contar historias, el reloj necesita ser comprendido. De lo contrario es un frío, complejo e intrincado sistema mecánico de medición, y sólo eso.
Paso a explicarlo. Como todo el mundo sabe, mirarlo para nada más notar que el tiempo transcurre es una obviedad, y además tediosa. Y triste, también. No hay nada más penoso que repetir con la mirada ese ir sin venir: aunque para el artefacto sea sólo una vuelta más, para el observador es un minuto que se desvanece apenas visto. Por eso necesita dicho artefacto, decíamos, ser comprendido.
He aquí el modo en que me encamino a resolver tal cuestión: en lugar de contar las horas, minutos y segundos transcurriendo en círculos, mi reloj me cuenta historias. Y yo se lo permito. De este modo, el tiempo va dejando de ser una triste obviedad para convertirse en un cálido refugio de historias ya contadas.
Leído en las aperturas de los programas 145, 278 y 635
Paso a explicarlo. Como todo el mundo sabe, mirarlo para nada más notar que el tiempo transcurre es una obviedad, y además tediosa. Y triste, también. No hay nada más penoso que repetir con la mirada ese ir sin venir: aunque para el artefacto sea sólo una vuelta más, para el observador es un minuto que se desvanece apenas visto. Por eso necesita dicho artefacto, decíamos, ser comprendido.
He aquí el modo en que me encamino a resolver tal cuestión: en lugar de contar las horas, minutos y segundos transcurriendo en círculos, mi reloj me cuenta historias. Y yo se lo permito. De este modo, el tiempo va dejando de ser una triste obviedad para convertirse en un cálido refugio de historias ya contadas.
Leído en las aperturas de los programas 145, 278 y 635
viernes, 30 de agosto de 2013
De un modo u otro, la radio.
¿Por qué me gusta tanto hacer radio?
Tiene algo de inexplicable; una sensación que sólo puede comprender quién alguna vez estuvo ahí. Una bella mezcla de placer, trabajo, responsabilidad y oportunidad. Y de compartir, un magnífico compartir de emociones, no importa de qué lado del mic estemos. Como cuando yo era chico y mi vieja escuchaba Rivadavia, con Fontana, Larrea, Carrizo. O como cuando adolescente y viajaba muy lejos en el Tren Fantasma, o cuando acompañaba a mi viejo de radio en radio llevando su música y sus sueños.
Siempre, de un modo u otro, la radio. Y finalmente, mi turno. Tardío, casi impensado pero de alguna manera siempre buscado. Y llegó.
¡Feliz día, querida radio! ¡Gracias por todo!
Leído en la apertura del programa 138
Tiene algo de inexplicable; una sensación que sólo puede comprender quién alguna vez estuvo ahí. Una bella mezcla de placer, trabajo, responsabilidad y oportunidad. Y de compartir, un magnífico compartir de emociones, no importa de qué lado del mic estemos. Como cuando yo era chico y mi vieja escuchaba Rivadavia, con Fontana, Larrea, Carrizo. O como cuando adolescente y viajaba muy lejos en el Tren Fantasma, o cuando acompañaba a mi viejo de radio en radio llevando su música y sus sueños.
Siempre, de un modo u otro, la radio. Y finalmente, mi turno. Tardío, casi impensado pero de alguna manera siempre buscado. Y llegó.
¡Feliz día, querida radio! ¡Gracias por todo!
Leído en la apertura del programa 138
jueves, 22 de agosto de 2013
El inventor
El inventor que inventó el tiempo lo hizo, justamente, para que el tiempo existiese, tal como sucede con todo lo que no es y el inventor quiere que sea, y va y lo inventa.
Inventó:
Los segundos, para las alegrías.
Los minutos, para la paz.
Y las horas para las penas,
que son generalmente más largas.
Luego le inventó al tiempo la palabra 'inexorable', según creo. Porque otro uso a tal palabreja no le veo.
Una vez hecho esto, el inventor dejó que el pasado y el futuro se hicieran solos, por propia necesidad nada más. El pasado, para guardar el tiempo ya usado. Y el futuro, para tener un mientras tanto al esperar lo que sea que llegue.
Ambos, pasado y futuro librados a su propio designio se cruzaron entonces en el punto llamado 'presente', como era de esperar. Allí comenzaron a amontonarse sin piedad -o tal vez sí la tienen, no quiero mentir-, el reloj y las arrugas y las estaciones y la espera y el dormir y el caminar y el nacer y el morir, y todos y cada uno de los extremos de un mismo tiempo, el propio.
Sí, puede sonar un poco ampuloso decir 'el propio' cuando es sólo una ínfima parte del Universo. Pero es mío y con eso me basta.
Leído en las aperturas de los programas 137 y 403
Inventó:
Los segundos, para las alegrías.
Los minutos, para la paz.
Y las horas para las penas,
que son generalmente más largas.
Luego le inventó al tiempo la palabra 'inexorable', según creo. Porque otro uso a tal palabreja no le veo.
Una vez hecho esto, el inventor dejó que el pasado y el futuro se hicieran solos, por propia necesidad nada más. El pasado, para guardar el tiempo ya usado. Y el futuro, para tener un mientras tanto al esperar lo que sea que llegue.
Ambos, pasado y futuro librados a su propio designio se cruzaron entonces en el punto llamado 'presente', como era de esperar. Allí comenzaron a amontonarse sin piedad -o tal vez sí la tienen, no quiero mentir-, el reloj y las arrugas y las estaciones y la espera y el dormir y el caminar y el nacer y el morir, y todos y cada uno de los extremos de un mismo tiempo, el propio.
Sí, puede sonar un poco ampuloso decir 'el propio' cuando es sólo una ínfima parte del Universo. Pero es mío y con eso me basta.
Leído en las aperturas de los programas 137 y 403
miércoles, 21 de agosto de 2013
Lunatismo I
(Autor: Silvina Vital. ¡Gracias, Sil!)
Veinte mil aleteos de mariposa,
Tres minutos de cosquillas en el estómago,
Una milla de viento de otoño,
Un puñado de rayos de sol,
Una miríada de sonrisas,
Un millón de destellos de Antares,
Cincuenta mil caricias de piel,
Dos botellas de lágrimas de amor,
Cinco cajas de inocencia,
Un baúl de ilusiones,
Tres mil vuelos de colibrí,
Siete arco iris,
Seis toneladas de gotas de lluvia,
Quince minutos de emoción profunda,
Diez milagros inadvertidos,
Ochenta mil parpadeos de ojos enamorados,
Una lista infinita de palabras de amor.
Todos hipotecados por el hombre rico para pagar su lote en la luna.
Leído en la apertura del programa 136
viernes, 9 de agosto de 2013
Rosario es nosotros
Los políticos hablan, la radio cuenta, la TV muestra.
Mucha gente seria que explica
pero mejor cambiar de tema,
the show must go on.
Los edificios explotan y el cordón industrial implota,
nada ha cambiado desde que comenzó
ese desfile de locos llamado neoliberalgo.
¡Gastar! ¡Pero no lo nuestro!
Y el silencio de todos nosotros.
En medio de todo esto, todos nosotros.
Rumores, sueños rotos, actos heroicos
y en el medio, nosotros.
Y el silencio de todos nosotros.
Y la esperanza de todos nosotros,
Y el odio al transcurrir de todos nosotros,
y el hambre de vivir de todos nosotros.
Siempre nosotros, Rosario es nosotros,
es nuestra esperanza y penas y la pasión en las venas,
aborrecer la desidia y darle y darle con el bastón de cristal.
Y en medio de esto, el silencio de todos nosotros.
Y porque ya lejos o cerca, ya feliz o sufriente,
vital o serena o mezquina o en pena,
no parida, mal herida pero vuelta a curar,
como diría Lalo, Rosario te siento igual.
Leído en las aperturas de los programas 135 y 608
Mucha gente seria que explica
pero mejor cambiar de tema,
the show must go on.
Los edificios explotan y el cordón industrial implota,
nada ha cambiado desde que comenzó
ese desfile de locos llamado neoliberalgo.
¡Gastar! ¡Pero no lo nuestro!
Y el silencio de todos nosotros.
En medio de todo esto, todos nosotros.
Rumores, sueños rotos, actos heroicos
y en el medio, nosotros.
Y el silencio de todos nosotros.
Y la esperanza de todos nosotros,
Y el odio al transcurrir de todos nosotros,
y el hambre de vivir de todos nosotros.
Siempre nosotros, Rosario es nosotros,
es nuestra esperanza y penas y la pasión en las venas,
aborrecer la desidia y darle y darle con el bastón de cristal.
Y en medio de esto, el silencio de todos nosotros.
Y porque ya lejos o cerca, ya feliz o sufriente,
vital o serena o mezquina o en pena,
no parida, mal herida pero vuelta a curar,
como diría Lalo, Rosario te siento igual.
Leído en las aperturas de los programas 135 y 608
sábado, 27 de julio de 2013
La soga
Cuando la conoció, se le hizo claro que atar un extremo de la soga en el renuevo de un árbol y sentarse a esperar a que crezca, cosa habitual en él, ya no era necesario.
Con el tiempo descubrió que morir cada noche en sus brazos sería también una buena forma de desanudar la otra punta de la soga, la que llevaba amarrada a su cuello.
Es que siempre tuvo la precaución de no dejar cabos sueltos. Pero eso había comenzado a cambiar.
Leído en las aperturas de los programas 142, 312 y 519
Con el tiempo descubrió que morir cada noche en sus brazos sería también una buena forma de desanudar la otra punta de la soga, la que llevaba amarrada a su cuello.
Es que siempre tuvo la precaución de no dejar cabos sueltos. Pero eso había comenzado a cambiar.
Leído en las aperturas de los programas 142, 312 y 519
viernes, 26 de julio de 2013
Infinitud
Alguien podría preguntar así, al aire, como hablándole a otros o tal vez a sí mismo,
- ¿De qué sirve amar y desear cuando va de suyo que cualquier atisbo de concreción es esencialmente una distopía, una especie de pesadilla interrumpida bruscamente sólo para entrar en otra pesadilla que se apura a ser soñada, una mala maniobra que nos estrella de frente contra la pasión, aunque la veamos venir?
Yo le respondería,
- Amar y desear son dos verbos que nos ponen a esperar. Si el tiempo y el espacio, ambos, son infinitos, ¿que apuro tenemos?
Entonces haría silencio. La respuesta es simple, ciertamente. Pero yo también tengo tiempo y espacio para esperar.
Leído en las aperturas de los programas 132 y 292
- ¿De qué sirve amar y desear cuando va de suyo que cualquier atisbo de concreción es esencialmente una distopía, una especie de pesadilla interrumpida bruscamente sólo para entrar en otra pesadilla que se apura a ser soñada, una mala maniobra que nos estrella de frente contra la pasión, aunque la veamos venir?
Yo le respondería,
- Amar y desear son dos verbos que nos ponen a esperar. Si el tiempo y el espacio, ambos, son infinitos, ¿que apuro tenemos?
Entonces haría silencio. La respuesta es simple, ciertamente. Pero yo también tengo tiempo y espacio para esperar.
Leído en las aperturas de los programas 132 y 292
viernes, 19 de julio de 2013
Amigo
Para los creyentes de las teorías conspirativas se trata de una mentira elaborada en el centro de poder. Para nosotros, en cambio, se trata del mayor logro tecnológico de la humanidad.
Lo cierto es que aquel 20 de julio de 1969, la nave Apollo XI alunizó despertando la ilusión de muchos de que la humanidad se unía en esa fantástica ocasión. Uno de esos optimistas del entendimiento entre las personas fue el Dr. Enrique Febbraro, un argentino oriundo de Lomas de Zamora que creó el Día del Amigo luego de enviar 1000 cartas con la propuesta a países de todo el mundo, inspirado como estaba por aquel suceso del alunizaje.
Antes y después de la idea de Febbraro hubo varias otras fechas propuestas para la celebración. Nosotros mismos estamos tentados en proponer una, el 14 de enero, fecha de la primera emisión en el año 2009 de nuestro programa, inaugurando así el "Día del Amigo Gigante y Gentil". Pero seguramente sería demasiado. Así que decidimos sumarnos a la celebración del 20 de julio.
Al decir de nuestra amiga María Natalia Abdo, la amistad "es la necesidad gregaria de estar unidos ante la muerte inminente, y nos juntamos a hacerle unas gambetas".
Juntarnos a gambetear a la parca y a hacer jueguitos con la vida, a veces en off side y a veces ganando por goleada, es algo que hacemos con aquel que llamamos amigo. Levantemos con él la copa para celebrar.
Leído en las aperturas de los programas 132 y 455
Lo cierto es que aquel 20 de julio de 1969, la nave Apollo XI alunizó despertando la ilusión de muchos de que la humanidad se unía en esa fantástica ocasión. Uno de esos optimistas del entendimiento entre las personas fue el Dr. Enrique Febbraro, un argentino oriundo de Lomas de Zamora que creó el Día del Amigo luego de enviar 1000 cartas con la propuesta a países de todo el mundo, inspirado como estaba por aquel suceso del alunizaje.
Antes y después de la idea de Febbraro hubo varias otras fechas propuestas para la celebración. Nosotros mismos estamos tentados en proponer una, el 14 de enero, fecha de la primera emisión en el año 2009 de nuestro programa, inaugurando así el "Día del Amigo Gigante y Gentil". Pero seguramente sería demasiado. Así que decidimos sumarnos a la celebración del 20 de julio.
Al decir de nuestra amiga María Natalia Abdo, la amistad "es la necesidad gregaria de estar unidos ante la muerte inminente, y nos juntamos a hacerle unas gambetas".
Juntarnos a gambetear a la parca y a hacer jueguitos con la vida, a veces en off side y a veces ganando por goleada, es algo que hacemos con aquel que llamamos amigo. Levantemos con él la copa para celebrar.
Leído en las aperturas de los programas 132 y 455
martes, 9 de julio de 2013
En defensa propia
Nada es perfecto, eso es sabido. Un falla por ahí, algo que falta por acá, ese pequeño error de más allá.
Sin embargo, vaya a saber uno por qué contradicción del universo, de suceder por milagro algún momento perfecto -que, dicho sea de paso, son ellos tan efímeros como la perfección misma-, decidimos prontamente que no sirve. Hemos soñado lo perfecto y vamos por ello, qué menos.
Así es la cosa. Lo que se dice perfecto, nada lo es. Así que la frustración, mis amigos, sería algo así como conformarse con nada por querer el todo que, se sabe, viene en tamaño poco.
El resto es poco más que sueños.
Leído en la apertura del programa 131
Sin embargo, vaya a saber uno por qué contradicción del universo, de suceder por milagro algún momento perfecto -que, dicho sea de paso, son ellos tan efímeros como la perfección misma-, decidimos prontamente que no sirve. Hemos soñado lo perfecto y vamos por ello, qué menos.
Así es la cosa. Lo que se dice perfecto, nada lo es. Así que la frustración, mis amigos, sería algo así como conformarse con nada por querer el todo que, se sabe, viene en tamaño poco.
El resto es poco más que sueños.
Leído en la apertura del programa 131
sábado, 6 de julio de 2013
Premio mayor
Nuestro agradecimiento los organizadores del premio por la distinción -es la tercera vez que la recibimos- y con mucha alegría lo compartimos con nuestros colaboradores, operadores, oyentes, auspiciantes, amigos, con todos los colegas y directivos de FM AZ 92.7 Mhz., nuestra casa, y con todas las emisoras que nos repiten.
El fin de semana del 17 y 18 de agosto estaremos en Resistencia, Chaco, para la ceremonia de entrega de las estatuillas.
Gracias a todos por estos 5 años de apoyo y acompañamiento, y por las enormes muestras de afecto que recibimos.
Por eso esta noche compartimos la alegría de este premio con nuestro premio mayor, el que recibimos cada viernes: contar con la compañía de todos ustedes, queridos amigos oyentes.
Leído en la apertura del programa 130.
viernes, 28 de junio de 2013
Diálogos
Tenía tan asumida su propia inteligencia que jamás creyó necesario detenerse a pensar una respuesta. Como el pistolero de un western de los años '50, no esperaba que el otro desenfundara su pregunta: él disparaba primero. Y la víctima siempre era todo intento de conversación, porque era imposible sostener alguna.
Tal era su consideración hacia su propia habilidad para intervenir y resolver las dudas acerca de cualquier asunto, que prestamente respondía aunque la pregunta no estuviera dirigida puntualmente a él.
Cuentan que el personaje en cuestión un buen día cayó en cuenta de que las respuestas que formulaba estaban dirigidas a sus propias preguntas. Al principio le extrañó un poco, pero no le preocupó demasiado.
Finalmente, comenzaron a agradarle esos diálogos consigo mismo. En algún punto tenían una ventaja: ya nadie ponía caras raras ni lo dejaba hablando solo, como hacían sus interlocutores cuando estaba afuera. Incluso creyó advertir cuando él desarrollaba sus inteligentes argumentos en pos de responderse una pregunta, que también el enfermero asentía con su cabeza.
Leído en la apertura del programa 129
Tal era su consideración hacia su propia habilidad para intervenir y resolver las dudas acerca de cualquier asunto, que prestamente respondía aunque la pregunta no estuviera dirigida puntualmente a él.
Cuentan que el personaje en cuestión un buen día cayó en cuenta de que las respuestas que formulaba estaban dirigidas a sus propias preguntas. Al principio le extrañó un poco, pero no le preocupó demasiado.
Finalmente, comenzaron a agradarle esos diálogos consigo mismo. En algún punto tenían una ventaja: ya nadie ponía caras raras ni lo dejaba hablando solo, como hacían sus interlocutores cuando estaba afuera. Incluso creyó advertir cuando él desarrollaba sus inteligentes argumentos en pos de responderse una pregunta, que también el enfermero asentía con su cabeza.
Leído en la apertura del programa 129
miércoles, 19 de junio de 2013
Asfixia de blanco con final feliz
Territorio vasto que me asfixia de blanco, la hoja. Campo non sancto en el que las teclas no disimulan el terror al vacío y se encandilan con un brillo enceguecedor que se parece mucho a la traición y al abandono.
Pero cuando la luz se enciende, la tinta se deshace en puntos que danzan para convertirse en línea, y que de tanto girar y voltear y cruzar y abrir y cerrar se desviven en historias.
Por esas cosas de la ilusión, cuando los ojos finalmente las recorren les es negado el derecho a no haber sido alguna vez. Y está bien que así sea, según entiendo. El triste destino de la historia que se sabe recién arribada, es el de tener que soportar la pena de tal vez no ser contada jamás, negados como tiene sus pliegues para esconder eternidades.
Leído en la apertura de los programas 139 y 536
Pero cuando la luz se enciende, la tinta se deshace en puntos que danzan para convertirse en línea, y que de tanto girar y voltear y cruzar y abrir y cerrar se desviven en historias.
Por esas cosas de la ilusión, cuando los ojos finalmente las recorren les es negado el derecho a no haber sido alguna vez. Y está bien que así sea, según entiendo. El triste destino de la historia que se sabe recién arribada, es el de tener que soportar la pena de tal vez no ser contada jamás, negados como tiene sus pliegues para esconder eternidades.
Leído en la apertura de los programas 139 y 536
miércoles, 5 de junio de 2013
La isla
Sueño, como sueña cualquier citadino, con vivir en una isla perdida en medio del mar. Es de esperar, con toda lógica, que en aquella isla soñada no haya caníbales. Sería muy triste convertirse uno mismo en la respuesta perfecta a los placeres de otros. Y no vivir para contarlo.
Leído en las aperturas de los programas 134, 310 y 417
Leído en las aperturas de los programas 134, 310 y 417
sábado, 25 de mayo de 2013
Un dolor que ocupa mucho espacio
Hoy falleció Elsa Bornemann, demasiado pronto. Escritora genial, padeció como muchos la censura durante los años de plomo.
En aquellos tiempos yo había escrito una canción inspirada en uno de los cuentos de "Un elefante ocupa mucho espacio", que musicalizó mi amigo Rolando Bergen, y le envié a Elsa una carta -tiempo romántico de estampilas y sobres- con unas líneas pidiéndole autorización para usar la idea y la letra de la canción. Al poco tiempo me contestó, también por carta, y me decía que le gustaba mucho la adaptación y que encantada me daría el permiso, pero que el libro estaba prohibido, así que mucho no podía hacer. Se despedía entonces muy amablemente, haciendo votos para que pronto las cosas cambiaran y yo pudiera usar el cuento.
Mi recuerdo y homenaje para una grande que partió demasiado pronto, pero que nos dejó un hermoso legado de paz.
Leído en la apertura del programa 124
En aquellos tiempos yo había escrito una canción inspirada en uno de los cuentos de "Un elefante ocupa mucho espacio", que musicalizó mi amigo Rolando Bergen, y le envié a Elsa una carta -tiempo romántico de estampilas y sobres- con unas líneas pidiéndole autorización para usar la idea y la letra de la canción. Al poco tiempo me contestó, también por carta, y me decía que le gustaba mucho la adaptación y que encantada me daría el permiso, pero que el libro estaba prohibido, así que mucho no podía hacer. Se despedía entonces muy amablemente, haciendo votos para que pronto las cosas cambiaran y yo pudiera usar el cuento.
Mi recuerdo y homenaje para una grande que partió demasiado pronto, pero que nos dejó un hermoso legado de paz.
Leído en la apertura del programa 124
lunes, 20 de mayo de 2013
Mil imágenes

Un poema, aun naciendo de una imagen comienza siempre con una palabra, para luego disparar miles de imágenes destinadas a quién le presta el corazón.
Ahora lo veo: una imagen vale más que mil palabras sólo cuando con una palabra no podemos dibujar mil imágenes. Esa sería, en todo caso, la imagen de la tristeza. O al menos una de ellas.
Leído en las aperturas de los programas 128, 322 y 552
domingo, 12 de mayo de 2013
Decir pensar tomar soltar
Y digo y pienso y tomo y suelto. Y si muero para renacer y duermo para despertar, lo hago al ritmo de un deseo que mira al horizonte y se detiene a la vera de una pasión propia pero a la vez, ajena.
He decidido, así sin más, hundir en un remanso mis manos ahuecadas para recoger el agua que lava mi alma siempre en vela.
Y sigo siendo. A pesar de esto y de aquello, sigo siendo. Sigo siendo.
Porque no es sencillo decir o pensar o tomar o soltar cuando es uno el que se muere para renacer y es uno mismo quién se duerme para despertar. Pero en eso estamos.
Leído en las aperturas de los programas 127, 452 y 575
He decidido, así sin más, hundir en un remanso mis manos ahuecadas para recoger el agua que lava mi alma siempre en vela.
Y sigo siendo. A pesar de esto y de aquello, sigo siendo. Sigo siendo.
Porque no es sencillo decir o pensar o tomar o soltar cuando es uno el que se muere para renacer y es uno mismo quién se duerme para despertar. Pero en eso estamos.
Leído en las aperturas de los programas 127, 452 y 575
jueves, 2 de mayo de 2013
Mariposas
Miradas que nos relevan de cualquier palabra
y aun de mayores gestos,
sonrisas gemelas que bordean nuestros labios
que de tanto besarse mutan tersos,
si nuestros ojos fueran mariposas volarían
a encontrarse en la flor de los recuerdos
de nuestros momentos de fuego, delicia,
placer, fragancia y calma para luego
volver a posarse sobre esta misma mesa
en la que compartimos pan, belleza, sal y cielo.
Leído en la apertura del programa 170
y aun de mayores gestos,
sonrisas gemelas que bordean nuestros labios
que de tanto besarse mutan tersos,
si nuestros ojos fueran mariposas volarían
a encontrarse en la flor de los recuerdos
de nuestros momentos de fuego, delicia,
placer, fragancia y calma para luego
volver a posarse sobre esta misma mesa
en la que compartimos pan, belleza, sal y cielo.
Leído en la apertura del programa 170
domingo, 14 de abril de 2013
Viceversa
Veinte años tejiendo y destejiendo. Veinte años esperando y desesperando y volviendo a esperar.
Son años que pasan lentos, difíciles, monótonos, como estáticos.
Mientras tanto Penélope, de ella hablamos, tejiendo y destejiendo soporta el agobio de la presencia despreciada y de la ausencia deseada.
Y sin embargo, ya pasaron tres mil de esos mismos años desde que aquella historia fuera contada. Años con sus mismos días, sus mismas semanas, sus mismos meses. Y sus mismas horas, minutos y segundos.
El tiempo, según parece, suele ser injusto con nuestras urgencias. Y viceversa.
Son años que pasan lentos, difíciles, monótonos, como estáticos.
Mientras tanto Penélope, de ella hablamos, tejiendo y destejiendo soporta el agobio de la presencia despreciada y de la ausencia deseada.
Y sin embargo, ya pasaron tres mil de esos mismos años desde que aquella historia fuera contada. Años con sus mismos días, sus mismas semanas, sus mismos meses. Y sus mismas horas, minutos y segundos.
El tiempo, según parece, suele ser injusto con nuestras urgencias. Y viceversa.
Leído en las aperturas de los programas 120, 334, 518
martes, 9 de abril de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
Bisturí
En el Tratado sobre la Imbecilidad hallado hace muchos años durante la excavación de los restos de lo que alguna vez fuera el lado oscuro de la Tierra, en la página 1320 párrafo 10 inciso 23 apartado A2 dice:
"El principal instrumento con el que contará el fanático es un bisturí: con él se ocupará de cortar convenientemente la conexión entre su cerebro y su lengua."
Leído en la apertura del programa 119
"El principal instrumento con el que contará el fanático es un bisturí: con él se ocupará de cortar convenientemente la conexión entre su cerebro y su lengua."
Leído en la apertura del programa 119
martes, 26 de marzo de 2013
Pérdidas

Era una pavada, sencillita, sin otro valor que el hecho de que me la regaló mi viejo antes de morir. Imaginate.
Cómo, efectivamente, desconozco el lugar en donde la perdí, comencé a caminar todo el tiempo mirando al suelo, a ver si la encontraba, porque en aquellos años mozos todavía creía en las casualidades.
No vi a mis hijos crecer, ni cuando perdí mi trabajo, ni cuando me abandonó mi mujer, ocupado como estaba mirando al suelo. Ahora que estoy aquí en mi lecho sin poder ponerme de pié para buscar el dichoso objeto, empiezo a intuir que hubo mucho valioso cerca mío que no vi por mirar al suelo buscando lo perdido.
Tal vez el destino del tonto sea no poder mirar hacia arriba, ocupado como está intentando recuperar lo que por alguna causa perdió y ya no volverá a encontrar.
Leído en las aperturas de los programas 123 y 441
viernes, 15 de marzo de 2013
Un rato más
Y cuando finalmente llegó a la Luna, comprendió que el combustible de su nave sólo se agotaría si dejaba de soñar.
A pesar de que la hazaña le llevó toda la noche, amerizar sólo le tomó sobresaltarse con el sonido del despertador.
Apenas abrió los ojos, se convenció de que la vida de aquel que levanta vuelo con el sólo impulso de su imaginación suele ser dura, aunque bastante satisfactoria.
Por eso se sacudió el polvo lunar de las medias, y se dio vuelta para seguir durmiendo un rato más.
Leído en las aperturas de los programas 114, 276 y 420
A pesar de que la hazaña le llevó toda la noche, amerizar sólo le tomó sobresaltarse con el sonido del despertador.
Apenas abrió los ojos, se convenció de que la vida de aquel que levanta vuelo con el sólo impulso de su imaginación suele ser dura, aunque bastante satisfactoria.
Por eso se sacudió el polvo lunar de las medias, y se dio vuelta para seguir durmiendo un rato más.
Leído en las aperturas de los programas 114, 276 y 420
miércoles, 13 de marzo de 2013
El silencio

Nada dice más que el silencio cuando no hace falta decir más. O cuando ya no hay más que decir.
No hay música sin silencios: aun en el espacio, los planetas danzan. Si no la oímos, no significa que no haya música allí.
Cuanta verdad hay en el silencio. Y como toda verdad no tiene punto medio: es un amigo consejero, o es un enemigo insoportable.
Como signo de puntuación musical, se usa el silencio para medir la pausa tras una sucesión de sonidos, el descanso. Como signo de identidad de estos tiempos, se usa el silencio justamente para evitarlo.
Leído en las aperturas de los programas 117, 443 y 578
lunes, 11 de marzo de 2013
La línea
Palabra por palabra, recuerdo a recuerdo, una melodía y otra melodía, como un simple y bendito transeúnte de lo que el día me permitió contemplar.
Leído en las aperturas de los programas 113, 307, 465 y 615
viernes, 1 de marzo de 2013
Decires
Decir, le parece sencillo. Sin embargo, sabe que toma un arduo trabajo como de labranza decir aquello que se sabe y no se quiere, o que se quiere y no se sabe, o no se puede.
Un caminante ensimismado marcha bajo su propia carga, sin mirar a los lados. Él en cambio, aligera su mochila y troca carga por palabras, y sigue caminando.
Sabe también que si una palabra se puede sembrar, es de esperar que sea regada y florezca en miles de decires espléndidos, todos igual de fragantes, listos para ser repartidos pero sin podar.
Simplemente, allí están, para ser luego devueltos con una mirada.
Leído en las aperturas de los programas 112 y 445
Un caminante ensimismado marcha bajo su propia carga, sin mirar a los lados. Él en cambio, aligera su mochila y troca carga por palabras, y sigue caminando.
Sabe también que si una palabra se puede sembrar, es de esperar que sea regada y florezca en miles de decires espléndidos, todos igual de fragantes, listos para ser repartidos pero sin podar.
Simplemente, allí están, para ser luego devueltos con una mirada.
Leído en las aperturas de los programas 112 y 445
viernes, 22 de febrero de 2013
Palabras
Palabras.
"Las palabras nunca son inocentes", dijo el Juez.
"Las palabras siempre vienen cargadas", dijo el pistolero
"Las palabras nunca caminan solas", dijo el peregrino
"Las palabras jamás se escapan", dijo el carcelero.
Palabras.
Hay quienes hacen nudos con las palabras,
y llaman a esos nudos, "respuestas".
Y hay quienes entretejen nidos con palabras,
y llaman a esos nidos, "preguntas".
Respuestas, ya tengo.
Lo que necesito son preguntas,
Nidos entretejidos con palabras,
para encontrar mis propias respuestas.
Leído en las aperturas de los programas 111, 297, 413
"Las palabras nunca son inocentes", dijo el Juez.
"Las palabras siempre vienen cargadas", dijo el pistolero
"Las palabras nunca caminan solas", dijo el peregrino
"Las palabras jamás se escapan", dijo el carcelero.
Palabras.
Hay quienes hacen nudos con las palabras,
y llaman a esos nudos, "respuestas".
Y hay quienes entretejen nidos con palabras,
y llaman a esos nidos, "preguntas".
Respuestas, ya tengo.
Lo que necesito son preguntas,
Nidos entretejidos con palabras,
para encontrar mis propias respuestas.
Leído en las aperturas de los programas 111, 297, 413
viernes, 15 de febrero de 2013
El arte de combinar
[Gracias a Jorge Pérez Perri por rescatar el borrador escrito a las apuradas y hecho un bollo luego de leerlo...]
Leído en la apertura del programa 110.
viernes, 8 de febrero de 2013
Un año sin Luis
El programa de hoy es un programa, ustedes sabrán disculpar, autorreferencial.
El año pasado para esta misma fecha abríamos la emisión diciendo que había partido Luis Alberto Spinetta, el autor de la banda de sonido de nuestra vida.
De allí entonces, estas ganas de compartir con ustedes MI banda de sonido, la de mi vida. La deslumbrante lírica de Almendra, las canciones de Pescado que sacábamos con la guitarra, mi primer recital de Invisible, la rara geometría de Artaud, el alma de diamante brillando tanto como nuestra mirada.
Más que un homenaje al Flaco Luis, de los tantos que hay en estos días, el programa de hoy pretende ser -o al menos eso espero- una suerte de invitación a recuperar, a revivir nuestra propia biografía a partir de la obra de Luis Alberto Spinetta.
Qué mejor recuerdo a un año de su partida. Y que mejor reconocimiento para un artista. Es su palabra -y su música-, la del amigo que no está, que nos ha de llegar igual.
Leído en la apertura del programa 109
El año pasado para esta misma fecha abríamos la emisión diciendo que había partido Luis Alberto Spinetta, el autor de la banda de sonido de nuestra vida.
De allí entonces, estas ganas de compartir con ustedes MI banda de sonido, la de mi vida. La deslumbrante lírica de Almendra, las canciones de Pescado que sacábamos con la guitarra, mi primer recital de Invisible, la rara geometría de Artaud, el alma de diamante brillando tanto como nuestra mirada.
Más que un homenaje al Flaco Luis, de los tantos que hay en estos días, el programa de hoy pretende ser -o al menos eso espero- una suerte de invitación a recuperar, a revivir nuestra propia biografía a partir de la obra de Luis Alberto Spinetta.
Qué mejor recuerdo a un año de su partida. Y que mejor reconocimiento para un artista. Es su palabra -y su música-, la del amigo que no está, que nos ha de llegar igual.
Leído en la apertura del programa 109
viernes, 1 de febrero de 2013
Apertura del ciclo 2013: Cambios
Nos gusta la idea de un nuevo comienzo.
Porque todo nuevo comienzo es un cambio.
Es el tránsito de un estado a otro: desde los cambios físicos de la materia hasta las revoluciones que estudian las ciencias sociales.
Desde la vida que renace vez tras vez y hasta la misma salida del sol, todo está comenzado nuevamente, todo el tiempo.
Un nuevo comienzo propone siempre la expectativa de renovación, al tiempo que habilita una continuidad mejorada por lo ya aprendido y por lo que se aprenderá ahí hasta la próxima vez en que sea necesario un cambio.
Un nuevo ciclo alienta expectativas, renueva compromisos y confirma convicciones. También para un programa de radio.
La expectativa: continuar creciendo.
El compromiso es con la difusión de música de calidad.
Y nuestra convicción: lograrlo dependerá de continuar tejiendo este entramado de voluntades llamado Gigantes Gentiles.
Sus artífices: oyentes, amigos, músicos, colaboradores, operadores, auspiciantes, nosotros.
Bienvenidos a un nuevo comienzo: una nueva temporada del programa de radio que hacemos entre todos.
Leído en la apertura del programa 108
Porque todo nuevo comienzo es un cambio.
Es el tránsito de un estado a otro: desde los cambios físicos de la materia hasta las revoluciones que estudian las ciencias sociales.
Desde la vida que renace vez tras vez y hasta la misma salida del sol, todo está comenzado nuevamente, todo el tiempo.
Un nuevo comienzo propone siempre la expectativa de renovación, al tiempo que habilita una continuidad mejorada por lo ya aprendido y por lo que se aprenderá ahí hasta la próxima vez en que sea necesario un cambio.
Un nuevo ciclo alienta expectativas, renueva compromisos y confirma convicciones. También para un programa de radio.
La expectativa: continuar creciendo.
El compromiso es con la difusión de música de calidad.
Y nuestra convicción: lograrlo dependerá de continuar tejiendo este entramado de voluntades llamado Gigantes Gentiles.
Sus artífices: oyentes, amigos, músicos, colaboradores, operadores, auspiciantes, nosotros.
Bienvenidos a un nuevo comienzo: una nueva temporada del programa de radio que hacemos entre todos.
Leído en la apertura del programa 108
martes, 15 de enero de 2013
Con un reflejo le basta
La luna está.
La veo desde el patio espléndida como siempre,
tanto como cuando nos seguía,
porque éramos chicos y nos daba el gusto
de andar a nuestro paso al costado de la ruta.
Y ni hablar de su prestancia
para no estar por culpa de una nube,
y aun dejarnos saber de su brillo:
con un reflejo le basta.
Se refleja en el río, en el mar,
en ese ojo de agua y en el charco sencillo.
Luz blanca, clara, bella de toda belleza,
deshace cualquier oscuridad
e ilumina a los poetas.
Hace cantar a los grillos y envidiar al sol,
que sabe que la luz es suya
pero no enamora como cuando ella la refleja.
Los amantes la esperan
para decirse frente a ella cuanto se importan.
Los ciegos la desean, los sordos se consuelan,
los mudos desearían decir,
que se sepa lo que de ella piensan.
Luna de brillo intenso, imposible de negar.
Dominio celeste que nos hace hablarle,
desearla, quererla, esperarla en su salida
y anhelarla en su partida.
Y vos, mi amor, presente en mi cielo,
tan clara y única,
mi propia Luna.
Leído en la apertura del programa 194
La veo desde el patio espléndida como siempre,
tanto como cuando nos seguía,
porque éramos chicos y nos daba el gusto
de andar a nuestro paso al costado de la ruta.
Y ni hablar de su prestancia
para no estar por culpa de una nube,
y aun dejarnos saber de su brillo:
con un reflejo le basta.
Se refleja en el río, en el mar,
en ese ojo de agua y en el charco sencillo.
Luz blanca, clara, bella de toda belleza,
deshace cualquier oscuridad
e ilumina a los poetas.
Hace cantar a los grillos y envidiar al sol,
que sabe que la luz es suya
pero no enamora como cuando ella la refleja.
Los amantes la esperan
para decirse frente a ella cuanto se importan.
Los ciegos la desean, los sordos se consuelan,
los mudos desearían decir,
que se sepa lo que de ella piensan.
Luna de brillo intenso, imposible de negar.
Dominio celeste que nos hace hablarle,
desearla, quererla, esperarla en su salida
y anhelarla en su partida.
Y vos, mi amor, presente en mi cielo,
tan clara y única,
mi propia Luna.
Leído en la apertura del programa 194
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