lunes, 21 de noviembre de 2022

Pañuelos

Solo una cosa hay peor que enterrar a un hijo
y esa es, no poder enterrarlo. 
Y ellas no pudieron, se lo impidieron aquellos inhumanos,
que se adueñaron del poder. 
Los que se vistieron con el ropaje
de la impunidad y
el desprecio por la vida
mientras ostentaban una autoridad
habilitante para el bien, que usaron mal.
Ellos, y también quienes los vivaron,
los alentaron, los sostuvieron e intentaron perpetuarlos.
Pero ellas les hicieron frente;
hicieron frente a la brutalidad
de intentar echarlas de las Plazas,
con sus animales doble comando,
burro arriba / caballo abajo.
Y los pañuelos.
Símbolos perennes que se nos están quedando
sin el bastión de sus cabezas encanecidas,
aun siguen haciendo viva la esperanza del reencuentro.
Larga vida a las Madres y Abuelas de la Plaza,
de todas las Plazas,
también la nuestra, la del corazón. 

Leído en la apertura del programa 559

jueves, 10 de noviembre de 2022

Distracciones

Y sucedió un día, que un ombliguista auténtico levantó por un momento la vista de su propio ombligo y cruzó su mirada con otro ombliguista culposo, uno que se había distraido un instante de mirar sus propias miserias. Cayeron entonces en cuenta, casi al mismo tiempo y como un milagro, de que existen otros ombligos y otras pelusas, y decidieron marchar juntos. Sin dejar de mirar cada tanto, claro, el suyo propio. "No vaya a ser cosa", pensaron ambos sin decirlo, "de que las pelusas en ombligo ajeno nos distraigan".

Leído en la apertura del programa 558