Pero todos éramos felices. Eso fue a principios de los ’70.
Hoy estaríamos complicados: Cacho sería diagnosticado con un Sindrome de Déficit de Atención. Pablo, en cambio, estaría muy adecuadamente definido dentro del modelo del abusador, gracias a una correcta comprensión de la problemática del bullying. Emilio estaría siendo tratado por su Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) mientras que Luis sería convenientemente medicado por su Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDHA). Yo hubiera ocultado mi acrofobia no subiendo más a los árboles.
Pero ya nadie sería feliz. Tal vez sólo los terapeutas.
Esta es una historia imaginaria, pero es un poco la historia de todos nosotros. Todos tuvimos algún Cacho, Pablo, Emilio o Luis de amigo. Pero así están las cosas hoy, no sólo en la esquina del barrio sino también en nuestras escuelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,