jueves, 10 de noviembre de 2022

Distracciones

Y sucedió un día, que un ombliguista auténtico levantó por un momento la vista de su propio ombligo y cruzó su mirada con otro ombliguista culposo, uno que se había distraido un instante de mirar sus propias miserias. Cayeron entonces en cuenta, casi al mismo tiempo y como un milagro, de que existen otros ombligos y otras pelusas, y decidieron marchar juntos. Sin dejar de mirar cada tanto, claro, el suyo propio. "No vaya a ser cosa", pensaron ambos sin decirlo, "de que las pelusas en ombligo ajeno nos distraigan".

Leído en la apertura del programa 558

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,