martes, 16 de julio de 2024

Niños

Un niño, con esa mirada entre asombrada y curiosa unida a una atención sincera; una mirada que no considera color, sexo o filiación política del sujeto destino de su sonrisa, simplemente sonríe.

Y esa expresión de un adulto frente al niño, que pareciera celebrar en ese instante el olvido de sus angustias y dolores frente al espejo de quien fuera alguna vez. Puro deleite. 

Claro, no todo niño sonríe y no todo adulto aprecia, me apena reconocerlo. Hay dolores que empañan todo intento de celebración. 

Pero qué satisfacción verlos cuando esa chispa sí enciende lo espontáneo del encuentro y festeja la vida. Una, la de quien comienza su recorrido y otra, la que lleva ya tiempo transcurriendo pero aun recuerda que alguna vez fue como aquel niño. 

Luego, al momento de la separación, el adulto regresa a su gesto adusto por mandato, porque otros adultos, que ya no celebran, lo condenan. Y aquel niño que regresó a su memoria por un instante, corre raudamente a esconderse bajo las sábanas del qué dirán, no sea cosa.

Aquel cambio tiene multiples razones, motivos, excusas y pareceres. No hay una causa segura. Pero sí es cierto que el mundo sería diferente, afable y hasta más grato, si anduvieramos sobre nuestros pies rememorando aquello que revivimos en la sonrisa de aquel niño. 

Leído en la apertura del programa 626

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,