(Escrito y leído por Sergio Francisci. ¡Gracias, Sergio!)
Pero no lo hizo para evitar que empuñen armas en su contra, ni para impedir que invoquen a sus dioses del cielo, ni para truncar actos de escritura.
Lo hizo para prevenir un acto mayor, un acto poderoso. Lo hizo para extirpar la razón de los brazos.
Pues bien sabe este sicario imperial: no es bueno que los sometidos descubran que aquellos que se abrazan se vuelven invencibles.
Leído en la apertura del programa 344
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