Hubo una vez un tiempo en el que no existía la flor.
Ninguna flor.
Sin colores aún el verde lucía triste, desganado.
Hasta que las plantas, todas las plantas,
en un solemne concilio decidieron unir sus fuerzas
y parir la primera flor.
Todo lo que deseaban era el color.
Pero tuvieron también el perfume.
Y el polen.
Y a los insectos alados para amarlas.
Aún hoy, cuando nace una flor,
renace ese sentimiento puro del follaje,
el de saber que hay mucha vida
que agradecer.
Leído en la apertura del programa 346 y 431
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Tu mensaje quedará en espera de moderación y será publicado en breve, a criterio del autor del blog. Saludos,