Una lágrima envuelta en papel celofán
a resguardo de dolientes ajenos.
Sin un lazo y sin misiva,
a nadie pertenece, es sólo mía.
Y hay suspiros en su envase original,
dos miradas devueltas sin reclamo,
decenas de dimes, diretes y callares,
y miles, millones de cielos color vos.
Bolsillos dispuestos a llenarse de todo,
cuerdas suaves a prueba de nudos,
y espejos demudados que se arrebatan
para cuando se termine la espera.
Leído en las aperturas de los programas 216 y 320.
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