Una flor,
un temor remanente
y el candor,
la silenciosa marcha
de los rectos.
Un rencor
de vívidos reflejos
y la razón
en desigual lucha
y sin peso.
Sedición
en una larga noche,
siendo
una remanida urgencia
por aromas secos.
Y volver,
dejando la senda abierta,
la ilusión
de una roca muy ligera
porque sueña.
Leído en la apertura del programa 217.
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