miércoles, 19 de junio de 2013

Asfixia de blanco con final feliz

Territorio vasto que me asfixia de blanco, la hoja. Campo non sancto en el que las teclas no disimulan el terror al vacío y se encandilan con un brillo enceguecedor que se parece mucho a la traición y al abandono.

Pero cuando la luz se enciende, la tinta se deshace en puntos que danzan para convertirse en línea, y que de tanto girar y voltear y cruzar y abrir y cerrar se desviven en historias.

Por esas cosas de la ilusión, cuando los ojos finalmente las recorren les es negado el derecho a no haber sido alguna vez. Y está bien que así sea, según entiendo. El triste destino de la historia que se sabe recién arribada, es el de tener que soportar la pena de tal vez no ser contada jamás, negados como tiene sus pliegues para esconder eternidades.

Leído en la apertura de los programas 139 y 536

2 comentarios:

  1. Sostengo qu÷ así como existe la Ley de los 6° de separación debe haber otra infinita en resultados yas estrecha de espacios, que confirme la razón de que todos somos hermanos...

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