lunes, 30 de diciembre de 2024

Calendario

Llegamos a fin de año. 

Hace mucho comprendí que la dinámica de la vida no sabe de calendarios. Sólo continúa. Nadie moriría en Navidad, si no. 

Por eso no hago balances, no me gusta. Siempre creí que lo mejor es ir evaluando en el mientras tanto, a medida que vamos viviendo. 

El hecho es que el calendario es un sistema que representa el paso de los días, usted sabe. El que usamos hoy se inventó en 1582. Es decir, la humanidad vivió sin calendarios miles de años antes de la aparición de un señor llamado Gregorio, que sería tintorero o almacenero, dado que es en esos ámbitos en los que es común la entrega del calendario. 

-¿No hizo calendario este año, Don Gregorio? 

No, claro, el señor Gregorio era Papa. Aprovechó para robarle el calendario a don Julio César -"se inspiró", dirían hoy los ladrones de copyright-  mientras se hacía tiempo para ajustarle las tuercas a su Iglesia. 

Así llegamos al día de hoy. Yo creo, y tal vez usted me considere algo chiflado por esto que voy a decir, que los dos peores inventos de la humanidad son el calendario y el reloj. Antes de estos artilugios, los humanos y similares vivian libres, solo condicionados por el Sol, la Luna, el frío, el calor y las cosechas. Pura vida, vea.

Ese invento del infierno llamado reloj y su pariente más cercano, el calendario, son herramientas fundamentales para el sometimiento, de la Revolución Industrial para acá.

Si, sé que no es necesario y es hasta inconveniente desprenderse de esta medición del tiempo, pero tal vez el más sonoro grito de libertad sea apagar el despertador, darse vuelta y seguir durmiendo. 

Qué tanto. 

Leído en la apertura del programa 648

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