jueves, 23 de julio de 2015

Una cuestión muy seria

"...que me ames con violenta prescindencia
del mañana..."
(Julio Cortazar)

Cuando hago el amor no pienso en el mañana
y tampoco en el ayer.
Es decir, cuando estoy con ella.
Junto a ella.
Y aun sobre ella.
No pienso en el mañana y tampoco en el ayer.
Cuando jugamos a las escondidas sólo
por el placer en encontrarnos,
cuando leemos juntos
(tenemos nuestros escritores favoritos),
cuando miramos las mismas aburridas pelis
sólo como excusa,
y también cuando vamos a la cama.
No pienso en el mañana y tampoco en el ayer.
Cuando hago el amor.
Me pongo muy serio
y sólo pienso en el presente.
Alguien dirá que parece bastante aburrido.
Pero es nuestro presente de hacer el amor.
Y como un juego de niños,
hacerlo es una cuestión muy seria.

Leído en la apertura del programa 248.

lunes, 20 de julio de 2015

Moraleja paradoja

Lo que se ve en el fondo del pozo
no son las estrellas sino su reflejo.
Lucen iguales, como igual es el reflejo 
de quien se mira en el espejo,
pero el reflejo no es quién se mira; 
es su reflejo. 
Las estrellas en el fondo del pozo no brillan. 
El reflejo en el espejo no se duele.
No sonríe,
No llora, 
No se alegra.
Es sólo un reflejo. 
Si hay una moraleja en estas líneas sería entonces, 
(aunque temo que a esta altura peque de obvia):
Tal vez debiera dejar de mirar lo que aparentan
y mirar hacia arriba y dentro de las mismas cosas.

Leído en la apertura del programa 236.

Ojos

A los ojos de Dios, quién todo lo ve, todos los hombres son iguales.
Y todos los hombres son iguales para la Justicia, con sus ojos vendados.
Será que el mundo está lleno de miopes e imbéciles.

Leído en la apertura del programa 238.

domingo, 19 de julio de 2015

Circunstancial

Escribo un poema llenando
el blanco de la hoja con preguntas.
Una pregunta tras otra
y otra y una más,
cuando me topo con don Julio
y su poema prosaico.
Se me ocurre entonces que es posible
que la tarea del poeta
no sea la de interrogar,
y es probable, me digo,
que en el fragor de la poesía
el poeta sólo deba afirmar.
Caigo en la cuenta de que la lectura
nunca es circunstancial,
si las preguntas quedan entonces
para el lector.

Leído en la apertura del programa 237

Incierto

El vientre deja de parir.
Los juegos de los niños permutan
algarabía por denso silencio.
Las lluvias, sucias y eternas,
ya no hay modo, no cesan.
Reflejos de vitrinas
y brillos de marquesinas
cobrándose el costo acumulado
en las llagas de la Tierra.

Leído en la apertura del programa 241.

sábado, 11 de julio de 2015

Distancias

Miro al cielo, a las perlas y diamantes,
a las luces viajeras de distancias que no entiendo.
Miro perlas y diamantes cuando miro al cielo.
Miro lo oscuro, lo bellamente incierto de tan bello.
Bella oscuridad incierta que anuncia cielo,
uno sin fin que tiene principio, y principios quiero.
Los fines, por lejanos, también son inciertos.
Perlas y diamantes penden de sus propios sueños,
como los fines que miro, las distancias que siento.
Yo aquí, ellas allá, ellas saben, yo siento.
Yo siento y ellas piensan mientras sueñan pendiendo
de un hilo fino, el de sus graves deseos.

Leído en las aperturas de los programas 234 y 306.

sábado, 4 de julio de 2015

Y nosotros el recorrido

Un pasillo, una escalera, y un tramo a recorrer
hasta llegar a la puerta, allí arriba.
Discutimos en la entrada.
Vos veías unos pocos pasos
y yo una torre importante.
Llegamos a un acuerdo:
haríamos el recorrido de todos modos.
Por necesario y por cierto.
Más o menos a mitad del camino lo comprendimos:
también por inevitable.
Atravesar el umbral nos obligó al trayecto.
Si por azar o destino la escalera
se bifurca, poco importa.
La puerta seguirá allí.
Y nosotros el recorrido.
Como la vida misma.

Leído en la apertura del programa 233.